Hay muchas escuelas dedicadas a preparar a la gente para una buena profesión. Pero hay una escuela muy especial en donde se aprende a vivir bien. Esta escuela no tiene paredes, ni mesas, ni sillas. Tampoco hace falta que los alumnos traigan computadoras, tabletas o cuadernos, pues en esta escuela se aprende oyendo, viendo y, sobre todo, siguiendo al maestro. Bienvenidos a "La escuela del caminante".
El maestro es Jesús de Galilea. Los alumnos son sus discípulos. El curso comienza muy bien. Los discípulos están entusiasmados porque escuchan la proclamación del Reino de Dios, ven las obras maravillosas que hace Jesús y se comprometen a dejarlo todo para ponerse en camino. Pero a mitad del curso, Jesús cambia el tema; les habla de pasión, cruz y resurrección. Los discípulos se desilusionan. Serán capaces de aguantar hasta la última lección?
El Evangelio de San Marcos, que nos cuenta el desarrollo de "La escuela del caminante", termina en punta, no tiene un final feliz: los discípulos se dispersan y las mujeres, llenas de miedo, guardan silencio. Pero Jesús ha hecho una promesa: un nuevo encuentro en Galilea, donde empezó "La escuela del caminante". Así los lectores quedamos invitados a inscribirnos en "La escuela del caminante", para aprender a vivir bien. Acudiremos a la cita?