Suelta las piedras/ Drop the Stones

Cuando una mujer sorprendida en el acto de adulterio fue echada a los pies de Jesús, la multitud sedienta de sangre llenó sus manos con piedras y exigió apedrearla hasta la muerte. Esta confrontación aún retumba en nuestras vidas hoy. Seguramente podemos identificarnos con la verguenza de la mujer y su pecado expuesto. Desafortunadamente, también nos podemos identificar con la multitud hipócrita, deleitándose en el rechazo del “otro”. ¿Pero podemos identificarnos totalmente con Cristo, el Dios que intervino para salvarla? Para aquellos que se han vuelto cautelosos con el cansado y a veces hasta ofensivo dogmatismo cristiano, Carlos Rodríguez puede ser la chispa que encienda las llamas de la fe en el verdadero Jesús. Él lo dice como es, con un deseo de motivar a aquellos que se sienten dispuestos a cautivar el mundo a su alrededor, no por medio de agendas políticas o religiosas, sino mediante la gracia y el amor. Suelta las piedras invita a los seguidores de Jesús a soltar sus piedras religiosas y, con las manos abiertas, engranar en el gratificante estilo de vida de un amor al estilo de Jesús.

When a woman caught in the act of adultery was thrown down at Jesus’ feet, the bloodthirsty crowd filled their hands with rocks and demanded she be put to death. That confrontation still reverberates in our lives today. Surely we can relate with the shame of the woman and her exposed sin. Unfortunately, we can also relate with the hypocritical crowd, reveling in the rejection of “the other.” But can we fully relate with Christ, the God who intervened to save her?
For those who’ve become wary of tired and sometimes even offensive Christian dogmatism, Carlos Rodríguez may be the spark that ignites the flames of faith in the true Jesus. He tells it like it is, with a desire to motivate those who feel ready to engage the world around them, not through political or religious agendas, but through grace and love. Drop the Stones invites followers of Jesus to drop their religious rocks and culture war clichés, and, with open hands, engage in the rewarding lifestyle of a Jesus-styled love.