La narrativa de Osvaldo Montalvo Coss o tiene una combinaci n que la hace contundente: el rigor cient fico y la precisi n literaria. Por ello, La telara a se convierten en una celebraci n: por un lado constatamos que un economista puede extrapolar sus oficios para construir historias, en las cuales hay una musicalidad que las emparenta con el an lisis econ mico, con el historial fren tico de los n meros e incluso de la estad stica. Universo no exento del debate ideol gico -y vaya que en La telara a subyace provocadoramente-. Esa fuerza que viene de una vocaci n que sostiene la vida, hace una simbiosis generadora con el ser literario del autor, a trav s de la prosa, de la narrativa, del cuento, de las estelas novelescas. Lo digo as ya que persiste en m el poeta, all cuando nos conocimos en M xico, en 1981. Un poeta sagaz, ir nico, duro. Son las abrazadoras tramas del existir, las que le permiten elaborar una voz que nos da cuenta del ser femenino inmerso en una sociedad enloquecida. Es la mujer y son las del hombre, son las de ellos las rondas del diario andar, es la mirada del fisg n. Una estrategia literaria que oferta ejes determinantes que dan consistencia a los relatos llenos de ferocidad, tanto como de sentido del humor. Como de lecciones de la condici n humana. Celebro al amigo, al hermano dominicano, al economista y al literato, al hombre en permanente puja por sembrar una vida inolvidable. Eduardo Cruz V zquez (Periodista. Ciudad de M xico, Noviembre del 2017)