Cada a o, con m s alegr a y aceptaci n, reflexiono sobre el encuentro de culturas que provoca la migraci n. La actitud de la sociedad que recibe al inmigrante determina, en gran medida, su proceso de integraci n o de exclusi n. La sociedad receptora tambi n se enriquece con costumbres, m sica, sabores e im genes del inmigrante. Decid vivir este proceso con nostalgia, pero dejando atr s la melancol a que demoraba mi avance y me estancaba en el recuerdo. Resolv vivir la alegr a del encuentro con mi nueva tierra, amarla, respetarla y luchar por ella. Porque el exilio no me quit una patria, sino que me regal otra, con nuevos colores y sonidos, con amigos entra ables y amores indelebles, con hijos bellos y aprendizajes duros. Con esperanzas, con luchas, con dificultades, con nostalgia de mi tango y cielo. Tengo dos patrias; agradezco que me permitan ser parte de ambas y de sus vidas, aqu , en M xico y all , en Argentina. Y un sentimiento: tener por siempre el coraz n dividido entre dos amores, unidos por un puente inmenso de solidaridad.
Rosana Lecay
Los argentinos caminamos maravillados otros suelos, admiramos otros paisajes, pero nos gana la nostalgia en nuestros corazones. M xico abri sus puertas a la llegada de inmigrantes rioplatenses con una generosidad que pocos pueblos brindan. Este libro re ne cuentos y relatos que tienen una doble mirada: la del inmigrante sorprendido y curioso que viniendo de otra cultura pone toda su energ a para adaptarse a su nueva patria, y la del argentino que no dejar nunca de a orar su tierra.En su prosa, Rosana Lecay plasma la lucha para no perder identidad buscando al mismo tiempo insertarse en una realidad diferente para ser aceptada. Cada uno de los relatos permite percibir, a veces con humor, a veces con tintes intensos, el camino del desarraigo y los puentes invisibles que el inmigrante tiende para no dejar de ser lo fue, aunque ya sea diferente. Con suavidad y sin afectaci n, los relatos llevan a los recuerdos m s personales: los padres, los amigos, la escuela, la juventud, los amores perdidos, la soledad. Se pintan de humor con relatos frescos de la nueva patria, de ternura con la llegada de los hijos y de sorpresa con encuentros inesperados.
Patricia Vaca Narvaja